- f. Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta. Tú tienes la culpa de lo sucedido.
- f. Hecho de ser causante de algo. La cosecha se arruinó por culpa de la lluvia.
- f. Der. Omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal.
- f. Psicol. Acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado.
La culpa es un sentimiento muy destructivo. Tanto como si la culpa se la «echamos» a alguien, y creo que está muy bien escogido el verbo: «echar», como el que le echa los restos de comida a las alimañas o echar el cubo de agua sucia a la acera después de haber limpiado el bar, como si alguien nos la echa a nosotros. En el primer caso somo los jueces y en el segundo somos los acusados.
Echar la culpa. Cuando echamos la culpa estamos haciendo culpable a alguien de no haber cumplido algo se suponía que debería haber hecho, bien por acción o por omisión. Cuando estamos hablando de que la culpa de que un proyecto haya salido mal ha sido de este departamento o de este otro, es algo objetivo, es algo que se puede medir. Esto es un detalle muy importante. En un proyecto hay plan, en el plan hay tareas, tareas que ejecutan grupos de personas, y que previamente se han dado a conocer y se ha acordado su ejecución en los términos y plazos estipulados, por lo tanto, insisto, es algo objetivo. Sin embargo en las relaciones humanas no existen estos contratos, existen de facto, son contratos no escritos que tienen que ver con la ética, la moral y aglutinando a estas dos, con la cultura en la que creces y te desarrollas. Pero, repito, no está escrito. Por lo tanto la vulneración de ese contrato es a menudo algo muy subjetivo.
Básicamente cuando tienes un relación con alguien vas construyendo un conjunto de expectativas, creadas por supuesto a través de tu cristal. Creo que es algo inevitable aunque estoy convencido en que hay que tratar de no hacerlo. Tener expectativas (sobre alguien) es depositar en la otra persona la responsabilidad de hacer aquello que tu esperas que haga. Es injusto. A no ser que lo habléis debidamente, las expectativas te pueden llevar fácilmente a la frustración y de ahí, bueno, sencillamente, no vas a estar de buen rollo precisamente y lo que puede acarrear es toda una cadena de actos-consecuencias negativas.
Creo que las personas deben de aprender a conocerse muy bien primero antes de empezar una relación. Deben verse en diferentes situaciones, a ser posible fuera de la zona de confort de cada uno, a fin de que puedan llegar a ver sus diferentes reacciones antes estas situaciones. Deberíamos tratar de ser de verdad más amigos, antes que ser «pareja». El problema es que a veces no nos dejamos ser las mismas personas cuando estamos con nuestras parejas que sin ellas. Eso es una falta de honestidad. Y tengo que admitir que no siempre he sido honesto con mis parejas y he variado mi forma de actuar y de ser si estaba con ellas o solo. Hablando de esto, uno de mis «problemas» ha sido el tratar de satisfacer al otro. De esta manera, si sabía que la otra persona se podría molestar si hacía algo, pues yo no lo hacía. Pero ese no es el camino hacia una relación sana y verdadera. Tu deberías ser la misma persona con ella que sin ella, porque además, es de esa persona, independiente, que haces estas cosas u otras, de la que tu pareja se «enamora» o la que quiere. Si cuando ya la consigues tu cambias y no te comportas como realmente eres, no solo estas engañando a tu pareja sino que, lo más importante, te estas engañando a ti mismo.
Me he descentrado del tema de este post y es que todo esta muy entrelazado.
Vamos a un ejemplo. Hay muchas parejas que empiezan ya sabiendo que su compañero tiene comportamientos que no le parecen «bien», pero tienen la esperanza de poderlos hacer cambiar. Sarita quiere mucho a Pedrito, pero Pedrito una de las cosas que le gusta hacer es irse a ver el fútbol todos los domingos, yéndose a la peña y poniéndose de botellines hasta el culo. A ella esto no le gusta nada. No entiende por qué quiere hacerlo, en vez de pasar una tarde paseando, yendo a tomar un café a un sitio chulo y después ir al cine o cenar. Ella todavía no vive con él, y como le quiere, pasa un poco por alto que esto es un hábito de Pedrito que no le gusta nada. Alguna vez han discutido por el asunto, pero se quedado en nada. Pedrito ha seguido haciéndolo y ella ha seguido sin entender esta prioridad para él. Pero no le dan mucha importancia. Dicho esto, el orden de los factores no altera el resultado, se podría cambiar Pedrito por Sarita y buscar otro escenario para la explicación y el resultado sería el mismo. Volvamos. Sarita, está convencida de que este hábito (que le revienta) de Pedrito, acabará cuando vivan juntos. Él deberá entender que ahora ella tiene más prioridad ya que han formalizado la relación. Para Sarita, el ideal de hombre siempre ha sido una persona muy responsable que sabe dar la prioridad a las cosas verdaderamente importantes, como su mujer y su familia, por lo tanto espera, que cuando ya hayan formalizado este contrato inexistente del que hablábamos antes, este hábito se termine. Pedrito deberá entender que cuando se tiene una «relación seria» estas cosas no se hacen. Finalmente se van a vivir juntos, y no solo no se termina, sino que va a peor y prácticamente el fin de semana de Pedrito se basa pasarlo con los amigos. Sarita no tiene la relación que espera, y no es feliz. Pedrito esta hasta el gorro de que Sarita le presione y ya no le hace caso. No quiere pasar tiempo en casa. Para colmo deciden tener un hijo a ver si así salvan la situación… Lo que viene ya os lo podéis imaginar.
A lo que voy es que tienes que tener muy claro que lo tienes ante tus ojos es lo que hay. La otra persona es así, luego si te gustan sus hábitos y su forma de comportarse etc., sin estar formalmente contigo, perfecto, pero si no te gustan, no tienes derecho a exigir que esta persona cambie según tu conjunto de creencias. Estás demandando según tus necesidades, según tu manera de ver las cosas, según tus propias normas éticas y morales y eso no es justo para la otra persona.
Hay muchas parejas que se quieren por razones más pasionales, por ejemplo guiados por una inmensa atracción sexual. Pero si lo que se quiere ir a más, a compartir LA VIDA en mayúsculas, uno tiene que ir más allá. Tienes que aceptar a la persona tal y como es. Es muy importante: ACEPTAR. Y si no la aceptas entonces no te engañes a ti mismo ni a la otra persona: no estáis hechos el uno para el otro, no sois compatibles. Deja ya de una puta vez de estar juzgando e intentar que el otro cumpla tus expectativas, porque eso os va traer mucha mucha infelicidad.
Mira a tu pareja en el presente, observa como se comporta, como es, y pregúntate qué cosas te gustan y qué cosas no. Si hay cosas que no te gustan, pregúntate si son cosas críticas para ti. Ponlo todo en la balanza, y mira si te compensa. Y si no, por favor, ¡no cometas la equivocación! ¡No pretendas que esa persona cambie para satisfacerte! Tampoco vale que le quieras hacer cambiar porque estas convencido que ese cambio le va a venir bien: tu no eres su terapeuta ni su psicólogo. Te vas a hacer infeliz a ti lo primero, porque tus expectativas no se van a cumplir, y le vas a cargar al otro con una mochila que probablemente no quiera llevar a cuestas, así que en algún momento se liberará y decidirá que ya esta bien de cumplir tus expectativas, que quiere vivir de la manera en que le dé la gana.
— Expectativas, frustración -> Culpabilizar —
Ya para terminar os recomiendo este video de Borja Vilaseca.
Las claves que para mí debe tener una relación sana (la que yo todavía no he tenido) es:
- Ser honesto contigo y con la otra persona.
- Conocer bien a la otra persona (esto ya de por sí es un mundo).
- No crear expectativas.
- No culpar.
- No exigir.
- Por supuesto: ser capaz de amar.
Creo que de todas estas no he cumplido ninguna en mis anteriores relaciones. Pero para eso estamos aquí en EdC0. Ahora es tiempo de sinceridad y honestidad, de decir las cosas claras para poder mirar al presente con la firme convicción de querer ser mejores personas para llevar una vida más sana y equilibrada.
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