(Si llegas aquí por primera vez, es posible que quieras empezar por el principio de esta historia. Sigue este enlace y los que encontrarás al final de cada entrada. Y ahora, seguimos…)
Cuando la suelto, lo hago más por mantener las formas (las que se pueden mantener aún) que por deseo. Lo que siento, de hecho, no es exactamente excitación. Tiene que ver más con el ansia y el hambre. Con exprimir ese cuerpo —que rebosa un olor a mujer preñable— hasta la extenuación; con llenarlo y fatigarlo a empellones, con usarlo y consumirlo, con volverlo sucio, con engullirlo de forma salvaje. Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (4)»
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«T». Una Primera Noche (3)
No me vuelvo. El tipo se ha sentado a la barra, detrás de mí. Le oigo pedir un cubata. La chica, enseguida, vierte hielos en una copa. Y el líquido cae sobre ésta después. Ahora, siento una sensación cálida en el cuerpo. Siempre he asociado al calor el alcohol sobre el hielo. Chasquean los cubitos, y los imagino bañados en el ron, oscuro y dulce.
Un periódico —o una revista— se abren entonces a mi espalda, y los pasos de la chica se acercan. Cuando para frente a mí, aún dentro de la barra, giro la cabeza. La miro. Arrastro mi cerveza, acercándosela, y se la ofrezco en silencio. Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (3)»
«T». Una Primera Noche (2)
Este post sigue a «T». Una Primera Noche (1)
Noto entonces una erección de caballo (en el mundo real y en el paralelo).
La chica se mira la mano. Parece pensativa. Tal vez espera una información sobre sí misma que, por alguna caprichosa razón, yo puedo ofrecerle.
Luego pregunta: «¿Porque soy joven?» Bebo un sorbo de cerveza más. Y respondo, con fingida indiferencia: «Sí. Eso es». La chica me mira fijamente. Pasan un par de segundos; y enseguida, ríe. «Claro, sólo puedes sacar la información… dándome un beso, ¿no?» Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (2)»
«T». Una Primera Noche (1)
Soy «T». También tengo ‘taytantos’. Mido 1’83, estoy bien formado y poseo una mirada expresiva que moldeo con destreza para declarar lo que siento o deseo. Pero al contrario que mi amigo «R», he decidido que mi historia se desarrolle paso a paso, evitando hoy al menos un relato sobre mi situación específica actual.
Quizá lo mejor sea empezar por un día cualquiera. Por ejemplo, por esta misma noche. ¿Por qué no?
Es octubre, son las 21.45, y camino por las calles de una gran ciudad. Podría empezar entonces por decir que entro a este bar… Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (1)»