R. Anestesia

Del lat. cient. anaesthesia, y este del gr. ἀναισθησία anaisthēsía ‘insensibilidad’.

1. f. Pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor producida porun medicamento.

2. f. Acción y efecto de anestesiar.

 

3. f. Sustancia anestésica. U. t. en sent. fig.

Es difícil asumir y darte cuenta de que prácticamente la mayoría de las cosas que he hecho y he estado haciendo no son más que medicamentos que me producen efectos anestesiantes: mis relaciones, ya sean de «amor» o de cualquier otro tipo, mi trabajo, las drogas (obviamente). He convertido todo en meros pasatiempos con un toque de falso brillo temporal.

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«R». Simple

Tiene usted razón señor “P”, de Patton. No estoy de acuerdo con ciertas alusiones que usted hace hacia algunas referencias utilizadas en nuestros post, pero simplista-mente pensando, en la misma manera que lo hace usted, estoy básicamente de acuerdo.

Simple. La idea de la felicidad en los simple siempre me ha atraído. Sé que es posible, porque en momentos muy simples he podido experimentar una extraña e increíble sensación de felicidad. Eso me hacer pensar en un “dicho”, también muy simple, que veo como una verdad de una simpleza extraordinaria, valga la redundancia:

No es feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.

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«T». Una Primera Noche (5)

La palpo por dentro. Su jugo es abundante, y al tirar de ella hacia mí —repetidas veces—, parece romperse un globo de agua en su vagina. Esta carne blanda y húmeda es lo que guardan, lo que protegen sus bragas.
La chica aspira profundamente, y abre sus ojos de par en par. «No, no, no… ¿Qué haces?» 
Aunque no es un susurro, modula la voz para que no se le oiga en la otra parte del local. Enseguida, consigue sacar su mano de mi pantalón, y me empuja. Intenta zafarse de mí. «Hacer que te corras en la parte de atrás de un pub —digo sonriendo, intentando empatizar con ella— Nadie se enterará. Dime ahora si te has sentido incómoda besándome. Dímelo.»
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«T». Una Primera Noche (4)

(Si llegas aquí por primera vez, es posible que quieras empezar por el principio de esta historia. Sigue este enlace y los que encontrarás al final de cada entrada. Y ahora, seguimos…)
Cuando la suelto, lo hago más por mantener las formas (las que se pueden mantener aún) que por deseo. Lo que siento, de hecho, no es exactamente excitación. Tiene que ver más con el ansia y el hambre. Con exprimir ese cuerpo —que rebosa un olor a mujer preñable— hasta la extenuación; con llenarlo y fatigarlo a empellones, con usarlo y consumirlo, con volverlo sucio, con engullirlo de forma salvaje.
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«T». Una Primera Noche (2)

Este post sigue a «T». Una Primera Noche (1)
Noto entonces una erección de caballo (en el mundo real y en el paralelo).
La chica se mira la mano. Parece pensativa. Tal vez espera una información sobre sí misma que, por alguna caprichosa razón, yo puedo ofrecerle.
Luego pregunta: «¿Porque soy joven?» Bebo un sorbo de cerveza más. Y respondo, con fingida indiferencia: «Sí. Eso es». La chica me mira fijamente. Pasan un par de segundos; y enseguida, ríe. «Claro, sólo puedes sacar la información… dándome un beso, ¿no?» Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (2)»

«T». Una Primera Noche (1)

Soy «T». También tengo ‘taytantos’. Mido 1’83, estoy bien formado y poseo una mirada expresiva que moldeo con destreza para declarar lo que siento o deseo. Pero al contrario que mi amigo «R», he decidido que mi historia se desarrolle paso a paso, evitando hoy al menos un relato sobre mi situación específica actual.

Quizá lo mejor sea empezar por un día cualquiera. Por ejemplo, por esta misma noche. ¿Por qué no?
Es octubre, son las 21.45, y camino por las calles de una gran ciudad. Podría empezar entonces por decir que entro a este bar… Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (1)»