«T». Número 13: Hoy y el caos

Ayer fue un día regular. Que me dio —ya veis— por sentir algo así como un vacío. Quizá fue por el cansancio acumulado del fin de semana. Pero así es, me sentí medio zombie. Y la verdad es que no había una razón concreta para ello. Así que si Patton hubiera aparecido por la puerta, si me hubiera cogido de la pechera y me hubiera dado un meneo motivador, no habría sabido qué decirle.
Ir a trabajar me vino bien. Introducirme en una rutina activa. Y hablar con «R», claro. «R» siempre está ahí. Le debo unas cuantas. Ya de noche, me sentí mejor, y mi cabeza volvió a ser un hervidero, un caos proactivo, algo ‘divertido’. Sigue leyendo ««T». Número 13: Hoy y el caos»

«T». Número 12: Volcando información sobre la Realidad

Son las 6.55 de la mañana. Hace algo de frío. Voy a ducharme y a desayunar. Después, me espera una lista de tareas. Tareas que yo escogí ayer noche, y que han de acercarme a mis objetivos. Aunque lo más importante no son los objetivos en sí. Lo esencial es mantener el ritmo, mantener la rueda en movimiento. Porque así, ‘vives’, entras en contacto con el entorno, intercambias actos y vuelcas tu mente y tu cuerpo en la realidad.  Sigue leyendo ««T». Número 12: Volcando información sobre la Realidad»

«T». Número 10: El Plan (IV)

Hoy el sol ha vestido las fachadas de la ciudad con una gasa tibia, anaranjada.
Y aunque hemos llegado al otoño, parece el principio de la primavera. Supongo que es cuestión de mentalidad. En el edificio de enfrente, las ventanas están abiertas. La gente aparece y desaparece. Muestra su vaivén y un pedazo de vida, a cambio del aire y el sol.
En esa rutina controlada que no hay miedo a esconder, encontramos, por ejemplo, a Señorita Delicada —y su coleta rubia, con forma de pincel lustrado—, que ahora teclea en su portátil; que hace una pausa para tomar en sus manos una taza de té. Sigue leyendo ««T». Número 10: El Plan (IV)»

«T». Número 9: El Plan (III)

Hoy es domingo. No he hecho mucho, pero si he organizado la agenda para empezar la semana de una forma especial. De alguna forma, mi experimento comienza mañana. Aunque en realidad, no es ningún experimento. Es volver a la vida tal y como la conocí tiempo atrás. ¿Y sabéis por qué es el mejor momento para hacerlo? Porque, aunque os parezca un tópico, nunca hay mejor momento que el actual para acercarse a los anhelos. Sigue leyendo ««T». Número 9: El Plan (III)»

«T». Número 8: El Plan (II)

Ahora ya es de madrugada. No debería haber tomado ese café. Sin embargo, ya que no voy a dormir mucho, intentaré aprovechar la noche. Aunque esté solo. ¡Qué demonios, me encanta vivir de noche!

En realidad, me desenvuelvo bien a estas horas. Y mientras rondo por la casa como si ésta fuera un baluarte de un mundo deshabitado, ojeo libros, o escucho música. También imagino historias; o busco botellas que aún contengan algo de licor (después de la última e idéntica búsqueda); hago planes activos para el presente y el futuro y, ¿por qué no decirlo?, a veces recibo visita de fantasmas del pasado. Sigue leyendo ««T». Número 8: El Plan (II)»

«T». Número 7: El Plan

Han pasado unos días desde que salí con «P». La noche fue normal. Agradable. Pero no vivo un momento en el que sienta que así deben ser las noches.
Esto lo pensaba también entonces, mientras caminábamos por grandes avenidas —salpicadas de pubs, restaurantes, de teatros y cines— o por algún barrio pequeño (con sus bares, escondidos y peculiares). Hablábamos («P» tiene buena conversación) y, desde luego, nos emborrachamos («P» también tiene buen beber). Pero de alguna forma, me sentía alejado de allí, de los locales a los que entrábamos, de las calles y plazas llenas de gente. Sigue leyendo ««T». Número 7: El Plan»

«T». Una Primera Noche (5)

La palpo por dentro. Su jugo es abundante, y al tirar de ella hacia mí —repetidas veces—, parece romperse un globo de agua en su vagina. Esta carne blanda y húmeda es lo que guardan, lo que protegen sus bragas.
La chica aspira profundamente, y abre sus ojos de par en par. «No, no, no… ¿Qué haces?» 
Aunque no es un susurro, modula la voz para que no se le oiga en la otra parte del local. Enseguida, consigue sacar su mano de mi pantalón, y me empuja. Intenta zafarse de mí. «Hacer que te corras en la parte de atrás de un pub —digo sonriendo, intentando empatizar con ella— Nadie se enterará. Dime ahora si te has sentido incómoda besándome. Dímelo.»
Sigue leyendo ««T». Una Primera Noche (5)»

«R». Hacer que los días cuenten

Si ya habéis leído el resto de mis posts, os habréis dado cuenta del peso de la relaciones personales en mi vida y en cómo se ha ido desarrollando esta. Si algo tengo que agradecer (por supuesto obviando el gran regalo que es en sí mismo el ofrecer tu tiempo a una persona), es que me han enseñado mucho de cómo soy.

Me pregunto ahora si realmente viví con ellas, con aquellas mujeres que decidieron emprender una vida conmigo. Vivir en el sentido último, en VIVIR, con mayúsculas, con pasión, con emoción; y me pregunto también si realmente ellas me llegaron a conocer.

Sigue leyendo ««R». Hacer que los días cuenten»