¿Verdad? ¿Mentira? ¿Información? ¿Desinformación? ¿Quién tiene la verdad?
Vivimos en tiempos oscuros. Si algo nos ha dejado este tiempo de pandemia y post-pandemia, es es un mar de desinformación:
¿Existen fuentes fiables de información? Telediarios, matinales grotescos con ejspertos de todo equipo, mega-hilos en Twitter, equipos gubernamentales, organismos «neutrales» con intereses no tan neutrales…
Dios nos libre de aquellos autoproclamados organismos de la verdad.
Porque ¿hay varias verdades? Si yo veo esa naranja verde, y tu la ves naranja, ¿mi verdad es menos que la tuya? Ambas son ciertas. Yendo mucho más lejos nos daría para hacer libros para hablar solo de la verdad, la percepción, lo sentidos, la realidad…

Lo cierto es que nos hemos convertido en carne de meme.
Nos gustan las explicaciones gráficas y cuando no lo son, que sean muy muy cortas. Cuando vemos un texto que pasa de unos cuantos tuits, pasamos de largo. Porque vamos a toda pastilla pasando de información en información, con el dedo arriba abajo de la pantalla consumiendo scroll y más scroll… Y así es difícil investigar y formarte tu propia idea de la verdad, porque hasta lo más simple puede ser complejo de entender.
Hay algo poderoso en el meme, y es que es pura emoción. Algunos son maravillas a la hora de contrastar y poner el acento en contradicciones. Pero se abusa de tal modo que cualquier cosa se la pasa el filtro del meme y el resultado es, muchas veces grotesco por la grotesca simplificación a la que se somete lo que se quiere representar.

(este quizás no sea un ejemplo de meme brillante… pero no lo he podido evitar…)
La verdad – si es que existe realmente una «verdad» – es casi siempre compleja, moviéndose entre claro-oscuros y diferentes puntos de vista.
Yo puedo estar ayudando en un comedor social los domingos por puro gusto de ayudar a los demás; o quizás es porque me voy a presentar próximamente a las elecciones y quiero darme más a conocer. ¿Cuál es la verdad? Pues… solo lo sabe quién lo hace. Además, la verdad cambia con el tiempo, no es fija.
Para colmo, la verdad se tiñe además de emociones, de pequeñas (o grandes) pinceladas que van llevan un «payload«, llevan carga; o sea, modifican de alguna manera esa verdad. Ese delincuente atracó a esa viejecita y le robó la cartera. La verdad de ese acto delictivo se puede «cargar» de un alto contenido sentimental si añadimos que la persona era reincidente, que la abuelita estaba en una silla de ruedas. A menudo, las pinceladas se vuelven brochazos para finalmente terminar de diluir la verdad que había debajo, hasta que prácticamente esa verdad se vuelve otra, manipulada por las emociones.
Y ahí es donde se nos lleva.
La lucha actualmente se encuentra en a ver quién juega mejor con el juego emocional, porque es el que más nos llega y en menos tiempo. Tiene que ser corto y efectivo, porque saben perfectamente que nuestro tiempo de atención efectivo es muy limitado y ya estamos hartos de inputs: por eso han de ir al grano, ser certeros y que se ingiera como un gran chute.
La emoción controla individuos y muy bien: es una herramienta de ingeniería social muy importante. Y de entre todas las emociones, las más importante, es el miedo.
Un locura colectiva generada a través del miedo antisemita acabó como acabó en Alemania. Aunque no hay que irse tan lejos, otro ejemplos los tenemos seguro al lado de nosotros.
Hoy en día el más sabio de los sabios te puede explicar sus teorías como gran intelectual, pero si no tiene un apoyo emocional en su discurso, olvídate, ya nadie le va hacer caso más que en su círculo de sabios, y a lo mejor, ni esos tampoco.
Lo que más me preocupa de todo esto, es el simplismo y reduccionismo generalizado al que estamos llegando. Tratando de simplificar realidades que son complejas en grotescos memes, que lleguen al corazón antes que a la mente, aunque por el camino se pierda la verdad.

Ese simplismo es lo que ha manejado masas a través de la historia hacia fines desastrosos, o cuando menos, hacia tiempos oscuros de dominación y sometimiento.
En nuestro caso no creo a estas alturas nos vaya a dominar algún líder de medio pelo… Más nos veo ya como terminaremos dominados por Meta (u otro), drogados por el consumismo y la tecnología: nos meteremos en nuestros cascos de realidad virtual donde podremos comprar un poco de felicidad a 4 uds./kg. y quedarnos confinados voluntariamente como meras masa de carne productora/consumista. Y cuando estires la pata, pues NEXT, que hay que seguir haciendo girar la rueda.

Y en cuento a la verdad… la verdad ya no importará mucho, porque serás feliz.
Y hasta ahí esta reflexión sin más pretensión que eso, una reflexión.