Del lat. cient. anaesthesia, y este del gr. ἀναισθησία anaisthēsía ‘insensibilidad’.
1. f. Pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor producida porun medicamento.
2. f. Acción y efecto de anestesiar.
3. f. Sustancia anestésica. U. t. en sent. fig.
Es difícil asumir y darte cuenta de que prácticamente la mayoría de las cosas que he hecho y he estado haciendo no son más que medicamentos que me producen efectos anestesiantes: mis relaciones, ya sean de «amor» o de cualquier otro tipo, mi trabajo, las drogas (obviamente). He convertido todo en meros pasatiempos con un toque de falso brillo temporal.
No puedo seguir con esto. Con esta farsa. Caminando siempre hacia delante, con el corazón envuelto en vendas mugrientas y una carga a las espaldas que cada vez pesa más.
Me he olvidado de mi mismo y no tengo ni idea de hacia donde voy ni cuál es mi meta. Sé que este no es el camino. Me levanto sobre mi cama, empiezo el día, y trato de sobrevivir como un zombie: sin vida y sin pasión por vivir.
Perdí la emoción. Y eso está acabando conmigo. No sé qué quiero, no sé lo que hacer ni cuál es el camino. Pero sé que así no puedo seguir…
Ssssshhh
—– Hay un ruido inmenso aquí —–
Las motos – los coches – la fiesta – los políticos – correr – la ciudad – el festival – la sociedad – el encuentro – el trabajo – los amigos…
Todo va demasiado deprisa, y sí, hay mucho ruido. No soy capaz de escuchar una mierda.
Quiero dejar de hacer daño y de hacerme daño. De brindar una empatía falsa, fugaz y volátil, de haber perdido la posibilidad de amar, blindando mi débil corazón y mi alma. También aquí, en esta nueva ciudad, ha vuelto a pasar lo mismo, y siento nuevamente el vacío. La falta más absoluta de pura emoción.
La vida está ahí, la veo todos los santos días, y sin embargo todavía sigo sin saber cómo narices zambullirme en ella, porque no tengo ni la más miserable idea de qué es lo quiero. Qué es lo que hace hervir mi sangre.
Dejo los acontecimientos pasar, o me uno a ellos como una figura fantasmagórica, y el tiempo transcurre, a todo gas. Día tras día se va, mientras yo me encuentro anestesiado e inerte y los días no suman más que en mi cuenta corriente y en mi edad.
Sé que todo este tiempo falto de escribir, no ha sido más que una muestra más de ese tiempo que enmohece cuando pasa a mi lado.
Aquí he dicho muchas veces: basta. Basta ya. Este basta es diferente, no estoy ahora ilusionado por querer hacerme a la idea de que algo va a cambiar con mi actitud. No sólamente se trata de eso como nos intentan «enseñar» desde los libros de auto-ayuda, y no, no voy a hacer crítica de ellos porque es cierto que tienen claves, que puedes ser muy positivas. Pero la vida es personal, cada uno vive la suya a su manera, hay reglas comunes —por supuesto—, pero lo que quiero decir es que al final, uno puede mirarse a sí mismo, hablar con el, y aceptar y estar a gusto con lo que ve. Si uno no puede conseguir eso, por mucha actitud que tenga, probablemente no lo vaya a conseguir, estará dando vueltas a lo loco en una montaña rusa sin fin.
No aguanto más esta farsa y no me encuentro con suficiente fuerza como para seguir vistiendo el disfraz.
Debo aceptar mi derrota.
No se si habré tocado fondo, pero no quiero hundirme en él. Yo he llegado a mi fin. Pero afortunadamente no al fin al que me veía abocado de seguir así. No voy tirar la toalla.
Este basta como digo, es diferente.
Desde la infancia sé que la vida no se muestra si no a partir de la emoción y gozaba emocionándome. No siempre fui una piedra inerte puesta a la orilla de un río semi-congelado. Sé que la emoción yace en algún lugar de mí mismo. Necesito volver a explorar, observar, volver a lo esencial. De lo contrario voy desfallecer quedándome como estoy.
Estoy realmente hastiado de seguir cuesta arriba, arrastrando el alma a través de una cuesta empinada cuyo constructor soy yo mismo.
Sigo sin comprender, y son respuestas que espero alcanzar algún día, en qué momento me alejé de mi mismo y lo puse a un lado. En qué momento dejé de creer en mí, y me envolví bajo una manta pesada, que me protegía, pero a la vez me hacía prisionero.
Hoy quiero establecer un punto de inflexión.
Hoy quiero que empecemos a planear y dibujar un camino nuevo, hacia la exploración y el descubrimiento
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