«R». Tiempo de Experimentar

En EdC0 hemos hablado de lo importante de cambiar la actitud. Créelo, porque es cierto: si tú cambias, todo cambia. Si haces el esfuerzo de comportarte de la manera en la piensas que realmente te gustaría, visualizarte siendo tu SER evolucionado (pokemon nivel 2 o 3) harás que poco a poco ese comportamiento persista y dejarás de poner esfuerzo en ese cambio, y te habrás acercado algo más a aquello que anhelas, que no es más que acercarte a tu SER.

Esto es fácil de decir. Ya —diréis— osea que cambio mi actitud y listo. No exactamente, 85f0da5f2bd0ba51d2e2051a773c3f48requiere esfuerzo, probar, investigar y mucho juego. Tienes que tener en cuenta que ahora vuelves a ser como un niño pequeño, estás Empezando de Cero, todavía no sabes, quizás intuyes, hacia dónde te quiere llevar tu desarrollo personal, pero mucho de ello lo irás descubriendo con la experiencia, con el juego.

En eso estoy yo precisamente.

Recuerdo que cuando decidí dejar de ser «r», y lo repetiré mucho porque fue un momento de una fuerza voluntaria increíble que me llena de orgullo, empecé experimentar con nuevas formas en mi conducta. Por ejemplo, si anteriormente bajaba a tomar un café a media mañana, con la cabeza distraída, sin mirar a nadie a mi alrededor, sin querer llamar nada la atención (propio del ser inseguro que era «r»); decidí a hacer lo contrario, ir con la cabeza alta, mirando de manera cordial a la gente del salón, saludando a los camareros, y en fin, actuando de la manera que siempre me hubiera gustado. Lo que pasó fue, que poco a poco fui encontrándome muy en equilibrio con esa nueva forma porque además recibía de vuelta emociones positivas. Recordar las cadenas de pensamientos/emociones. Me permitió conocer a gente interesante, jugar con una faceta social de mí que tenía muy olvidada y, en general, me sentía mucho mejor que cuando iba antes allí. Todo era mucho más agradable. Sencillo ¿no? Pues aquí viene lo verdaderamente importante: ES VOLUNTARIO. Lo hice yo.

La gente que había en ese salón, era la misma que había una semana antes, el ambiente era exactamente el mismo (puede que incluso las tapas que tenían): ellos no cambian, pero TU sí. ¡Es darle por completo un giro a tu estado de ánimo! Aquí lo he dicho muchas veces, y no me cansaré de repetirlo: para que pongas a cero tu contador y empieces una nueva vida, es clave pasar del papel de víctima, por tanto sujeto pasivo, al de sujeto activo.

Os cuento alguna experiencia más. Al poco que decidir dar el cambio, y aprovecho para deciros que me parece muy recomendable apoyar el cambio de actitud con un cambio físico en tu apariencia, me marché a hacer un viaje. Mi primer viaje solo, largo, en bastantes años. ¡Imaginaros cómo estaba el día de mi partida! Bueno, pues durante ese viaje, paré en un pueblo de la costa que me había llamado siempre mucho la atención por ser un sitio «atrevido» para gente intrépida, hippies, surferos, bohemios, errantes, vividores y demás. Cuando era «r», lo criticaba interiormente porque era lo contrario a lo que yo era, pero a la vez cercano a algunas cosas que yo quería realmente alcanzar: ser intrépido, excitante. Cuando llegué allí, estaba en el comienzo del cambio y algo tan simple como ir a tomar cañas, solo, a algún sitio me parecía un reto de mucha dificultad. Difícil a la vez que excitante.

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El primer día que llegué, aparqué el coche y después de dar algunas vueltas, decidí meterme en un sitio muy pequeñito, donde atendían unas camareras muy simpáticas . El interior era de madera, servían tapas «modernas» y apenas había sitio dentro para ocho personas. Estaba lleno de actividad. La terraza cubierta que había a uno de los lados estaba a reventar de gente joven tapeando. Cuando entré por la puerta y tras las primeras miradas de reconocimiento, pasé la primera barrera y la superé sin problemas. Empezaba a sentirme bien siendo «R» y me dije, tío, ya no eres «r», saca tu sonrisa más bonita, eres un tío simpático, guapo, interésate por la gente, disfruta el momento y deja el miedo aparcado.

Al principio, no lo voy a negar, me sentí algo incomodo por no saber ni donde situarme, la gente estaba en grupos y no encontraba mi sitio. El lugar es realmente pequeño. Busqué fuera, y por suerte había una silla libre en una pequeña mesa donde un alemán errante se sentaba tomando una cerveza. La silla estaba plegada así que solo la idea de replegarla y actuar en ese hueco, me parecía violenta (que tontería pensareis vosotros, pero cuando uno tiene tanto miedo a ser un individuo y reclamar su sitio, las pequeñas cosas se hacen un mundo). Lo hice, por supuesto («R» sabe que los miedos se vencen fácilmente), y le pregunté al compañero que si le importaba, me dijo que no y me senté.

Que sensación más placentera. Estaba el sol de Abril pegándome en la cara, imponente, revitalizador, podía sentir la sabia en mí, abriéndose paso hasta mis extremidades, calentando mi cuerpo por el camino. Sí… que maravilla. Allí estuve charlando tan a gusto con aquel alemán errante con la cara quemada por el sol. Pasaron dos horas muy simpáttananiabeachdrinkbeericas en las que me contó buena parte de sus experiencias y aventuras por allí. Yo soy un buen escuchador (es una mis cualidades que más me gustan) y él, por supuesto, estaba tan encantado que alguien se interesara por sus cosas de manera sincera. Bueno pues salí del sitio conociendo a la mayoría de las camareras por su nombre, y en los días que vinieron, me hacían descuento de persona local (no turista), y cuando hablaba con gente que encontraba por allí, les parecía que fuera del lugar. Tened en cuenta que para mí todo esto era una experiencia totalmente nueva. El caso es que me sentía realmente cómodo, y ¿sabéis lo mejor?: lo hice YO.

Para mí, hubiera sido muy difícil imaginarme antes, que todo aquello era posible con actos tan simples. Estas son solo dos anécdotas puntuales, pero conforme he ido poniendo más cambios en práctica,  han ido llegando más y más… Para mí son pequeños casos de éxito, que me ayudan a pensar, que todo esto tiene sentido, y de que salir del agujero no solo es posible, sino que además es algo al alcance de tu mano, que se puede ir construyendo, con tu voluntad, por supuesto.

Os cuento la última. En mi pequeña ciudad, acostumbraba a ir a un sitio de roqueros donde al pasar siempre se me quedaban mirando con cara de extrañados: sí, me gusta el rock, el nu-metal,y  el trash-metal también (y mucho más). Me causaba malestar pasar por esa puerta y soportar (víctima) esas miradas. Cuando decidí ser «R», pasaba mirando la gente, saludando, decidido, como si estuviera en mi casa. Y amigos, todo cambia. Si consigues unir actos y más actos que te hagan sentir bien vas a ver el efecto inmediatamente. Vas a construir poco una nueva manera de ser con la que te vas a ir encontrando más y más a gusto, porque te va reforzar de manera positiva. Todo eso revierte en ti.

Ir jugando, experimentando, obteniendo experiencias y probar a hacer pequeños cambios en vuestras conductas, introducir nuevos actos en tu vida cotidiana (hacerlo en un viaje siempre es más fácil claro) y veréis. Comparto estos pequeños mini-logros con vosotros porque son muy sencillos, básicos, tangibles y fáciles de obtener.

— No pienses. Haz 

El poder del cambio esta ahí, dormido en vosotros, esperando a que de una vez lo uséis. Despertadlo e iréis encontrando el camino, paso a paso. Iréis descubriendo cosas en vosotros que ni siquiera conocíais que erais capaces de hacer. Todo gratis, y todo gracias a vosotros mismos y vuestra fuerza de superación.

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