Ayer escribí un post un poco amargo e inusualmente corto. Al final quise darle un poco de emoción, con más ganas que efecto, pero sí, en fin, estaba hecho unas mierda. En el puto pozo. Otra vez. Para colmo me había echado un peta y no estaba precisamente de ji-ji ja-ja… Por unas horas pensaba haber vuelto al mismo agujero en el que me encontraba meses atrás y del que estoy luchando por salir.
Ayer por la tarde, al poco de llegar a casa, recibí una llamada de una muy buena amiga, una de las pocas que tengo, y hablamos largo y tendido. Como siempre. Durante la conversación, ella me puso al día de sus asuntos, y yo hice lo mismo, parándome en detalles sobre una de mis últimas, y muy recientes experiencias, vamos a decir “amorosas”. Después de conversar, me quedé otra vez tendido emocionalmente en el suelo. No de mi piso, sino de todo el edificio.
Te tengo que agradecer tus palabras, mi muy querida amiga, aunque me abochornaran. Gracias a ti, mi lejana compañera, que me hiciste volver a abrir los ojos. Querer a una persona no tiene nada que ver con regalarle los oídos y aprecio de corazón que me dijeras todo lo que pensabas de una manera directa.
La honestidad y la sinceridad son preciosos tesoros.
Al lío. Ya he dicho que mis relaciones son muy importantes en mi vida, ya que me hablan mucho de como soy. Así que aunque no me extenderé mucho en esta, me siento en la obligación conmigo mismo de hablar de ella, también para encontrar un sentido a lo que me ocurrió ayer. Esta última chavala, volvió a mostrarme mi peor defecto, el defecto que me esta inutilizando y contra el estoy luchando activamente. Creía que había avanzado, que estaba “mejor”. Pero no. Estoy algo mejor, es cierto, pero me queda todavía mucho por hacer y que construir. Ese defecto como ya sabéis, si habéis recorrido EdC0, es la falta de autoestima, el nulo amor propio.
Amiga, desde aquí te envío un fuerte abrazo, sé que estas pasando por un momento difícil, pero te lo digo, creo en ti, porque te conozco. He escuchado tu voz en muchas ocasiones y de distintas maneras, sé y estoy convencido de que lo que estas pasando es un bache. Vas a salir, y vas a salir reforzada, siendo un ser incluso más hermoso que el que ya eras, y te habrás hecho un regalo muy bonito: conocerte más a ti misma.
Sí, tuve que reconocer, con la angustia que conlleva, que nuevamente había renunciado a mí mismo, abandonándome a la esperanza de unos abrazos calientes, a unos besos embriagadores: otra vez.
No quiero darle demasiada importancia a esta última mini-relación, pero os diré yendo a lo esencial, que volví a mendigar. Nos dimos unos cuantos morreos, echamos cuatro polvos y ya me quedé ahí como un gilipollas expectante, esperando a ver cuándo llegarían más, creando una vez más un mundo de expectativas y esperanzas. ¿Y qué ocurre si vuelves a comportarte de la misma manera? Pues que el resultado es exactamente el mismo. Obviamente. Lo había conseguid
o ¡Premio! La había puesto inmediatamente delante de mi mismo, eclipsándome y ya lo único que importaba era ella.
¡Te voy a dar un par de ostias “R”! Pero cómo se te ocurre, después de las cosas que te han pasado, después de lo que estás pasando, ¿cómo narices se te ocurre volver a caer en el mismo error ? Te han vuelto a utilizar, y claro joder ¡Normal! Si tu siempre has estado ahí, a lo que ella quería, como he dicho antes, ¡Expectante! ¡Víctima! Además ¿con una dependiente emocional como tu? En fin…
Y aprovecho porque quiero poner un acento en tener especial cuidado con las personas que están reaccionando a la dependencia emocional, quizás hablar de ello os ayudará reconocerlos y a protegeros, ya que os pueden afectar, y mucho, a vuestro proceso.
Estas personas han salido recientemente de una relación o relaciones traumáticas, muy parecidas a las tuyas, en las cuales se han olvidado completamente de ellos mismos. Están en el proceso de salir, y quizás en una fase más avanzada que en la que tu estás, pero aún son dependientes. Actúan de manera bastante egoísta, porque recordemos, están reaccionando al “siempre dar” y por lo tanto, en esta fase de tránsito (espero), únicamente se preocupan de cómo se sienten, de lo que quieren hacer en cada momento, de satisfacer sus recién descubiertos anhelos. Si hay algo que se les interpone, la manera de reaccionar es quitarlos de en medio, y ahí tienes el desprecio, el rechazo, que a menudo se convierte en indiferencia. De alguna manera les recuerdas a como ellos eran.
Pero como digo, todavía son dependientes, por lo tanto son seres necesitados, necesitan cariño, necesitan amor, pero solo cuando ellas lo desean. Y ahí estas tu alma de cántaro, dando amor a coste cero, regalando frases bonitas, dejando notas de ánimo bajo la mirilla de la puerta para que cuando se levante por la mañana, empiece el día con alegría. Tu y tus regalos… para que después recibas indiferencia. Indiferencia: lo peor que le puedas dar a una persona. Ahí tienes tu premio campeón, ole tus cojones.
Así que cuidado, van absolutamente a lo suyo y son mucho más dañinas que las que solo se preocupan de sí mismos porque simplemente son así. Son más dañinas porque “todavía” no son así, y cuando muestran su dependencia, pueden hacerte creer que realmente te están amando, sale su yo dependiente: dulce, entregado. Pero les dura poco, solo hasta que llenan ese vacío temporal de amor, y después te desprecian. Se colman y se alejan. Y te desprecian porque no quieren que interfieras en sus planes, no quieren tener que contar contigo y sentir que no “deben” hacer ésto o aquello porque, sienten rechazo a esa unión que durante mucho tiempo las ha anulado. No me gustaría convertirme en una persona así. Entiendo el proceso pero si de verdad quieres algo a una persona (como ella me decía), ponte en su piel, y no la utilices. Basta de putos mensajes de cuando te sientas débil y te acuerdes de lo que tenías. ¡Déjame de una vez tranquilo en mi soledad que sane mis heridas!
Ahora hagamos una pequeña pausa. Llego a mi casa, un piso en el pleno casco histórico de una ciudad con encanto. Las calles estrechas, baldosas antiguas, iglesias, tronos, guiris y meadas de perro por doquier. Enciendo el ordenador. Me siento, y alcanzo el teclado sobre mi mesa de cristal donde trabajo, junto a mis cachivaches para componer música. Abro EdC0. Tengo ganas de escribir. Hagamos una pausa. Pongo algo de música, en este caso «Riders On The Storm». De verdad, ponerla ahora…
Enciendo mi luz preferida, que me acompaña. Estoy solo otra vez. Pero estoy bien. Oigo a la gente abajo. Me pongo a escribir, normalmente como un loco, comiéndome palabras, con faltas de ortografía, dejando que fluya.
Tras unos buenos párrafos me lío un cigarrillo, pienso «joder mola lo que estamos haciendo». Y me acerco a la ventana. No siempre la puedo dejar abierta porque continuamente hay tipos berreando o algún grupo de tunos (todavía existen¿?) intentando ligarse a las erasmus. Sigo escuchando la música… y dejo que me lleve…
Miro y veo la calle en frente de mí, con los pubs donde reina el reggaeton y cada noche es un desfile de hormonas y postureo. La calle se vuelve bastante sucia por la noche y, no tiene demasiado encanto. Aún así, tiene algo, digo: «joder, estoy aquí». Y me planteo vagamente mi historia reciente para hacerme el mapa mental que me guíe hasta donde estoy ahora. Me acerco a la cocina por el pasillo. No tengo nada, todavía, colgado en las paredes blancas, el sitio es un poco agnóstico. Ya le daré color. Entre los planes a corto plazo que tengo se incluye el decorarlo con cosas mías y que me gustan. Quiero que sea mi morada por primera vez. Que lo vea y diga. Este es tu sitio. Aquí vive «R».
La cabeza se me llena de ensoñaciones. Como siempre. Iba a la cocina… abro unos donuts que me he comprado en el chino de abajo y me hago un café. Me encanta mojar el donut en el café. Es tarde, pero me da igual. Qué rico me está. Me siento de nuevo a escribir. Joder, que gusto poder hacer esto…
Sigamos.
Estábamos hablando de estas relaciones con gente que está de alguna manera pasando algo parecido a lo tuyo, pero que se encuentran en una fase más avanzada y que reaccionan ante el sentirse necesitado. Protegeros amigos, sacar el orgullo, el amor propio, y decir (que es lo que no hice yo): ¡aquí estoy yo y no me vas a utilizar cuando te conviene… ¿Qué cojones estas intentando hacer?
Y así voy terminado. Ahora entendéis por qué dije ayer: “He Fallado”, y por qué me fallé a mí mismo. Me aparté de mi camino. Me hirió darme cuenta de que no había salido mi orgullo, de que todavía ese amor propio que tengo que trabajar es todavía minúsculo, pequeñito. Ese orgullo de individuo y de hombre de decir: tu no eres más que yo. Pero estoy contento, porque tengo un par de cojones para verlo, comérmelo y volver a levantarme. Y además tengo ganas de trabajar. Como hemos dicho ya muchas veces: hacer y hacer, crear, construir. Dejar el juego de víctima, echarle pelotas y decir de una vez: aquí estoy YO.
No nos engañemos amigos, esto es Empezando de Cero. Este es un sitio para la honestidad, la humildad y la desnudez. Aquí hay subidas y bajadas. Hay dos identidades de carne y hueso, que están reaccionando activamente contra sus miserias para construir con esfuerzo su propio YO, no sé si último o no, pero su YO en definitiva.
No existe el camino hacia atrás. Hace meses hubiera estado hundido por esto, pero ahora NO. Estoy terriblemente cansado, agotado de mi mismo y de sufrir a mi costa. Cansado de deteriorarme como individuo.
Hoy me levanté, sentí el sol del nuevo día pegándome en la cara, y me dije: ponte en pié, lávate bien la cara, refresca tus ojos con agua fría, mira la vida de frente y sal al mundo de nuevo.
Soy «R». Y esto es:
Empezando de CERO — 