Un puto niñato, aunque trabajador. Si tuviera que resumir mi actitud antes la vida en las relaciones (de todo tipo: amistad, pareja, de trabajo) que he tenido, ese sería el resumen en una frase. Un niño mayor cabreado con el mundo porque no funciona de la manera que él espera.
- La relaciones no funcionan como él espera.
- Las personas son malas y hieren.
- La gente es estúpida, son unos ensimismados y solo se preocupan de ellos mismos.
En mi ambiente familiar, también era muy frecuente el victimismo (que es un absoluto cáncer para tu bienestar) así que no es de extrañar que adquiera tanta destreza en echar balones fuera.
Fijaros, de solamente esos puntos se va generando la siguiente cadena de pensamientos y emociones, todos negativos:
- Prejuzgar.
- Generación de expectativas: siempre poniendo expectativas sobre los demás. Cómo debía comportarse mi novia, cómo debían comportarse sus amigos o mis amigos con ella, cómo deberían todos de tratarme…
- Lo que nos lleva a una profunda frustración. Por supuesto, no se puede (ni tiene sentido alguno) pretender tener todo bajo control amigo… por lo cuál llegamos a que las expectativas rara vez se cumplen.
- Se crea un cúmulo de frustración que lleva a la ira. Se agudiza el sentimiento de nerviosismo y angustia vital, y de repente ¡zas! explota la bomba.
- Ira que pagas con otras personas, o te la aplicas a base de cuchilladas a ti mismo, lo cual merma terriblemente tu preciada autoestima.
Sé que he pagado mi frustración con gente me ha importado mucho («T», a tí también te ha tocado sufrirlo), he sido terriblemente injusto y he prejuzgado y vuelto mil veces a juzgar después. A veces me preguntó siquiera por qué la gente me ha durado tanto tiempo. El caso es que era así, y eso murió con «r».
Cuál es el antídoto EdC0 para combatir esta cadena de consecuencias dañina:
- No juzgar. Tu no eres ni más, ni tampoco menos, que nadie. No tienes derecho a juzgar gratuitamente. Este es un ejercicio diario, que hay que poner en práctica y poco a poco vas a aprender a ir juzgando menos, a mirar a las personas sin ponerles una etiqueta. En vez de juzgar, intenta amar, de manera incondicional. Inténtalo, ¡es gratis y te sentará genial!
- No generar putas expectativas, ¡céntrate en el ahora muchacho! Esto es más fácil de decir que de hacer, y dicho esto, me cuesta. Pero leches, esto es una aventura que no transcurre por una pradera verdosa llena de amapolas y de senderos definidos ¡hay mucho esfuerzo que hacer! Uhm… esto me recuerda que tengo que mirar más sobre un tema de mucha actualidad que es mindfullness.
- El no generar expectativas trae consigo tranquilidad.
- No acumular. Si algo te molesta (hay que tener en cuenta que el cambio es un proceso, es progresivo, y no se puede pasar de la noche a la mañana a ser un monje budista) y ves que hay algo realmente te esta amargando, suéltalo cuanto antes. Pero, en vez de soltarlo viéndote como una víctima y repetir el mismo error una y otra vez, trata de ponerte también en el lugar de la otra para ver el problema desde otro punto de vista y ser más objetivo. Hay que tener comunicación, e implica diálogo, un diálogo que no vas a conseguir centrado únicamente en la manera que tú tienes de ver la mierda que te atormenta.
Lo que antes era una cadena y consecución de efectos totalmente negativos, se puede volver una cadena que vuelve a ti en forma de sentimientos positivos. ¡Es un cambio brutal que puedes notar instantáneamente!
Mirad, yo no tengo ambiciones materiales si bien he decir que la vida me ha tratado muy bien en ese aspecto, pero a lo que yo aspiro con todo este trabajo se podría resumir de manera muy simple: quiero poder estar sentado en un banco, solo, y poder sentirme el tío más feliz del mundo. Encontrar la paz verdadera conmigo mismo y de manera simultanea, también con el mundo que me rodea (lectura recomendada «Ser Feliz en Alaska» de Rafael Santandreu)
Todo esto, que exista la posibilidad del cambio que ese cambio revierta en nosotros no es sencillo al principio, pero es totalmente posible (al principio lo dudaba). Se puede ir aprendiendo, ejercitando día a día, y amigos, de verdad ¡qué alivio cuando lo consigues! ¡qué tranquilidad! Y lo mejor: lo has hecho tú.
Recordar, pasar de víctima a actor, es un paso muy muy importante. Está en tu mano y puedes ver resultados, y no solo en ti, sino también en el ambiente que creas, desde el primer momento: todo ventajas. Eso sí, tienes que moverte. No ocurre nada si no cambias tú.
Los puntos que hemos visto al principio, crean un cúmulo de mal rollo, te dejan enfadado, y si encima eres de los que le gusta comerse la olla en plan bucle-infinito, te deja terriblemente angustiado y falto de energías, energías que podías estar aprovechando en cosas más útiles y beneficiosas. Si sigues por el camino de las víctimas, terminarás devorado. No sigas convirtiendo ese mundo oscuro de tinieblas en una mochila cargada de mierda. Eso pesa y apesta. ¡Suelta lastre!
Para terminar, quería volver a lo mismo que había comentado en «R». Anteriormente «r». Tú no eres tus pensamientos, tú eres tu esencia. Sé que suena abstracto al principio, pero intenta verlo, tu puedes actuar sobre tus pensamientos, intenta verlos como un espectador y no te dejes llevar por tus reacciones automáticas.
— Si tú cambias todo cambia — Gran speech de Borja Vilaseca. Gracias «T».
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